Nos unimos a la Iglesia universal en la alegría por la elección del Papa León XIV, un nuevo pastor con un fuerte compromiso social, sinodal y evangélico. Rezamos por su ministerio y renovamos nuestra misión al lado de los más vulnerables.
Desde Cáritas Diocesana de Sant Feliu de Llobregat nos unimos al gozo de la Iglesia universal por la elección del nuevo obispo de Roma, el Papa León XIV, que asume el ministerio petrino en este tiempo de cambio y esperanza.
Nuestro obispo, fray Xabier Gómez, ha querido expresar su alegría y el compromiso de nuestra Iglesia local con palabras llenas de fe y confianza:
El Espíritu Santo se ha manifestado y estamos de enhorabuena. Ya tenemos un nuevo obispo de Roma y sucesor del apóstol Pedro que nos preside en la unidad […]. Invito al Pueblo de Dios de nuestra diócesis a rezar por el Papa León XIV y la fecundidad de su ministerio al servicio de la catolicidad y del anuncio de la alegría del Evangelio.
También desde Cáritas Internationalis, la gran red mundial de caridad de la Iglesia —de la que formamos parte a través de Cáritas Española—, se ha recibido la elección del nuevo Papa con entusiasmo y esperanza. Su nombre, León, nos conecta con el compromiso social de la Iglesia, especialmente a las puertas del 134º aniversario de Rerum Novarum, la encíclica fundacional de la Doctrina Social.
Cáritas no es solo una agencia de ayuda: es una manifestación del amor de Dios en acción”, ha recordado el cardenal Tarcisio Isao Kikuchi, presidente de Cáritas Internationalis. Y su secretario general, Alistair Dutton, ha destacado que el nuevo Papa “ya ha mostrado un claro compromiso con la paz, la solidaridad, el diálogo y la caridad.
El Papa León XIV, nacido en Chicago y con una fuerte trayectoria pastoral en América Latina, ha estado también vinculado a Cáritas Perú, desde donde ha servido con dedicación a las comunidades más vulnerables.
esde Cáritas Sant Feliu nos sentimos llamados a caminar al lado del Santo Padre, como parte de esta gran comunidad que trabaja por un mundo más justo y fraterno. Rezamos por él, y nos ponemos al servicio de la Iglesia y de la humanidad con espíritu sinodal y esperanzado.
